Fríe las albóndigas pulverizándolas con un poco de aceite. Sácalas cuando las veas doraditas (yo las he tenido a 180° durante 10 minutos.)

Corta la cebolla muy fina y fríela a 180°.

Cuando veas que se empieza a dorar, echa los champiñones y fríe todo durante 8 minutos más.

Añade el vino, el caldo y los guisantes y fríe todo a 195° durante 5 minutos.

Diluye en 1/2 vaso de agua muy fría 2 cucharaditas de postre de maizena para que espese la salsa.

Cocina todo a 185° durante 12 minutos removiendo de vez en cuando.

Echa las albóndigas y cocina durante 5 minutos a 180°.